jueves, 13 de noviembre de 2008

Mario Vargas Llosa y el (neo)liberalismo

Mario Vargas Llosa recibió el pasado sábado en Fráncfort el Premio de la Libertad concedido por la Fundación Friedrich Nauman, una institución cercana al Partido Liberal Alemán (FDP). En Alemania, cada uno de los cinco partidos con representación parlamentaria cuenta con una fundación que hace las funciones de lobby: entregan premios, conceden becas y subvenciones, defienden públicamente los valores e ideas del partido que las mantienen.

El gran escritor hispano-peruano cuenta con dos facetas: la de contador de historias y la de político. Ya en 1987 encabezó un movimiento cívico en contra de la pretensión de estatalización de la banca del presidente Alan García, y en 1990 se presentó como candidato a las elecciones de Perú y las perdió. Vargas Llosa es un defensor a ultranza de la literatura y también del liberalismo como forma de organización social. En una entrevista concedida a la redacción española de la TV alemana Deutsche Welle, el escritor así lo confirma: "Los liberales siempre hemos pensado que para que funcione una sociedad tiene que haber leyes equitativas y que se respeten. Para eso tiene que haber un Estado. La actual situación [crisis financiera internacional] es una de esas situaciones excepcionales en las que el Estado tiene que intervenir para evitar consecuencias catastróficas, sobre todo para la gente con menos ingresos". Con esto último Vargas Llosa se refiere a los pobres, mayoría en Latinoamérica, para ser justos con la verdad.

Innegable que Vargas Llosa es un grandísimo escritor (hace poco un viejo amigo con inquietudes literarias me decía que el peruano es probablemente el mejor escritor del mundo actualmente), pero su discurso político no me convence. Y no lo hace porque en su defensa del liberalismo Vargas Llosa no se refiere ni una sola vez al neoliberalismo, actual etapa que ha alcanzado la doctrina de la defensa dogmática de la libertad de mercado.

Si echamos un vistazo al siglo XX, veremos como esa presunta libertad de mercado ha sido utilizada por los más ricos para acumular más riqueza, defender sus intereses y, sobre todo, para mantener en la miseria a los países más pobres del planeta. Se utiliza la palabra liberalismo cuando en realidad se debería hablar de neoliberalismo: libertad de mercados a nivel mundial, libre flujo de capitales, pero siempre con las reglas establecidas por los más poderosos.

Recientemente tuve la oportunidad de ver la película Let's make money: en ella, un miembro del Gobierno de Burkina Faso, uno de los países más pobres de África (y por tanto del mundo), explica la situación de su país utilizando una ilustrativa metáfora: "Los países ricos hablan de liberalismo, pero dicen medias verdades: nuestro país heredó las estructuras económicas de la época colonial que nos dejaron el cultivo de algodón como única forma de supervivencia. Entonces pusimos todas nuestras fuerzas y todo nuestro trabajo en el cultivo de algodón para salir adelante. ¿Con qué nos econtramos? Con que los países del primer mundo protegen sus industrias algodoneras con subvenciones, de forma que nuestra posición en el mercado global queda notablemente en desventaja. Es como si en una carrera, el juez te dice que tienes igualdad de condiciones con tu competidor, pero éste cuenta con una magnífica preparación física y un buen equipamiento, y tú comienzas a correr enfermo y descalzo".

Sinceramente, creo que es el dogmatismo liberal (y neoliberal) de defensa del libre mercado el que nos ha llevado a la actual situación de crisis económica global, lo que siempre afecta de forma más dura a las gentes "de menos ingresos", como dice Vargas Llosa. Es decir, a los pobres, para evitar eufemismos. Una última frase del escritor: "Una estatalización de la banca en cualquier país puede incluso acabar con la democracia". Lo que realmente pone en peligro la democracia son las grandes desigualdades sociales, como ocurre en gran parte Latinoamérica, y no el reforzamiento del Estado como controlador e impulsor de la economía.

Yo creo en la ley del esfuerzo y la superación, y en la creación de riqueza, pero no creo en la injusticia. Los abanderados del liberalismo económico suelen ser aquéllos que tienen el poder, y no los de abajo. De repente recuerdo un artículo de Mario Vargas Llosa publicado en El País: el escritor relataba la historia de un talentoso guionista y escritor español que conoció en París. El escritor siempre trabajó duro y constante para abrirse paso en el mundo de la literatura y el cine, y murió en la más absoluta de las miserias. Me pregunto si Vargas Llosa también sería un defensor a ultranza del liberalismo si no hubiera triunfado como escritor.

Cuando acumulas un poco de experienca en la vida, en seguida te das cuenta de que si algo falta en el mercado son libertad, justicia y, por supuesto, valores morales. ¿Realmente tenemos que dejar la democracia en sus manos? Por mi no, gracias...

4 comentarios:

Gonzalo Gómez Montoro dijo...

Sinceramente, Andreu, tu entrada de hoy es buenísima. Expones muy bien "el otro lado del dólar" (como diría Raymond Chandler) de las ideas de ciertos liberales o (neo) liberales, para ser más exactos, como Mario Vargas Llosa. Me alegra que me cites como "ese viejo amigo con inquietudes literarias" (no sé si con sorna, pillín) y apasionado de Vargas Llosa. Pues sí, yo soy un ferviente seguidor del Vargas LLosa narrador, pero de ahí a que suscriba sus opiniones políticas hay más que un trecho. Es más, ya te dije que sus opiniones como politólogo no me convencían en absoluto, y que de vez en cuando soltaba algunas perlas (como que la Historia recordaría a Aznar como un gran estadista) que son para darle una patada con bota de hierro en los mismísimos. Pero en fin, creo que, en parte, Vargas LLosa es tan liberal por reacción hacia el comunismo (que conste que yo tampoco me considero comunista), al que teme más que al propio Lucifer.
Pero bueno, cuando nos veamos en Navidad trataremos el tema más en profundidad.
Un abrazo,
Gonzalo

Oriol Andrés dijo...

Pichón,

no he tenido tiempo de leer tu artículo aún, después en el curro.

Simplemente decirte: MANIFIESTATE. manda un mail, collons. Que me tuve que enterar por la reunión de la directa que havias estado en Bosnia...

Oriol Andrés dijo...

un abrazo fuerte

Nautilus dijo...

Honestamente, que excelente análisis, compañero. Mario Vargas Llosa me parece muy estrecho de miras en su estudio institucional que hace de latinoamérica en su libro -escrito con otros- "Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano". Y es que no rastrea las autenticas bases del neoliberalismo y el doble discurso que este tiene. Muy lúcido análisis el tuyo, nos escribimos.

Saludos desde Argentina.